Para enlazar curvas lo importante es el «ritmo». No sirve de nada que se nos acumule el trabajo apurando al máximo el primer viraje, incluso haciéndolo «de libro» si lo tratamos como una curva única, pero encontrándonos «pasados» o mal situados para encarar la siguiente. Si llegamos mal colocados tendremos problemas gordos o, cuando menos, nos encontramos ante la posibilidad de mejorar nuestra conducción… Aprendamos a «hilar las curvas».
Incorrecta
Elegimos unas enlazadas. La primera es a derechas, así que pensamos encontrarnos de lleno en el ejemplo del capítulo anterior. ¿Qué pasa si hacemos mal esta primera? Si hemos nos hemos adelantado al meter la moto hasta el ápice (línea discontinua) entrando demasiado rápido y demasiado deprisa, irremediablemente saldremos muy inclinados y abiertos. La moto estará muy apoyada y al máximo de posibilidades de inclinar más, ya casi perdiendo agarre, rozando los estribos y, por tanto, sin poder cerrar más la curva inclinando, y sin poder tocar el gas. Si frenamos de delante la moto levantará hacia fuera el tren delantero abriendo más la trazada. Si frenamos demasiado «perderemos» agarre delante y nos caeremos «por abajo». Y el camión viene…
Correcta
Debes «sacrificar» la primera curva para entrar bien en la segunda. Al no entrar colado y salir mal de la inicial, encaras bien la segunda –y las que vienen– tanto en cuanto a velocidad o ritmo como en cuanto a situación o trazada. Recuerda que llevas la mirada adelantada, «previendo» donde irá la moto, así que has leído bien cómo es la curva que viene. Al entrar tarde y por fuera y salir «por dentro» y acelerando, tenemos pleno control del equilibrio de la moto, de su tumbada y de su trazada. Podemos acelerar francamente, recuperando pues todo lo perdido si hubiéramos entrado pasados, y estaremos en disposición de colocarnos bien, «por fuera», para entrar bien en el segundo viraje, frenando también con la moto recta y retrasando de nuevo su entrada. Y sin comernos el camión.
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